Babilonia

El Imperio Babilónico
Babilonia fue la capital del estado de Babilonia en la baja Mesopotamia. Actualmente sus ruinas se encuentran en la provincia iraquí de Babil, 110 km al sur de Bagdad.

El nombre proviene del griego Babel, el cual deriva del nombre semita de la ciudad Babilim, que quiere decir La Puerta de Dios. La palabra semita es una traducción del sumerio Kà-dingir-ra.

Fue fundada por los amorreos y luego conquistada por los asirios y más tarde sede del nuevo imperio de Babilonia. La primera mención de Babilonia se encuentra en una tablilla cuneiforme, fechada en el siglo XXIV aC, del reino de Sargón de Acad, quien la hizo capital de un oscuro y perdido distrito de su imperio. Durante algún tiempo fue sólo una ciudad provincial más, hasta que se convirtió en la capital del imperio de Hammurabi (siglo XVIII aC). Desde entonces en adelante adquirió gran relevancia como la verdadera metrópoli de todo el sur de Mesopotamia, así como Nínive lo sería por un tiempo de Asiria.

 

La ciudad se construyó sobre el Éufrates, dividida en partes iguales entre sus orillas izquierda y derecha, y con terraplenes escarpados construidos para contener las inundaciones estacionales del río. Babilonia gradualmente creció en extensión y grandeza, pero con el paso del tiempo tuvo que someterse a Asiria.

Durante el reinado de Senaquerib, Babilonia sufrió un constante estado de revuelta, el cual fue sólo sofocado mediante la completa destrucción de la ciudad. En el año 689 aC sus muros, templos y palacios fueron demolidos, y sus ruinas fueron lanzadas al canal que bordeaba la antigua Mesopotamia por el sur. Este acto conmocionó la conciencia religiosa de Mesopotamia; su sucesor reconstruyó la antigua ciudad, recibió a su gente, y la hizo su residencia durante parte del año. A su muerte, Babilonia fue dejada a su hijo mayor Assurbanipal de Asiria.

En el 853 aC. Salmanasar III de Asiria y posteriormente Sargón II en el 722 aC. conquistaron el
Reino de Israel destruyendo su capital, Siquém, en Samaría, y enviando a la población al exilio y cautiverio. La mayoría de los habitantes, incluyendo la clase dirigente, fue deportada a otras tierras ocupadas por el imperio asirio, entre ellas Babilonia y se llevaron gentes de esos lugares a Samaria.
Con la caída definitiva de Asiria y la destrucción de Nínive (612 aC), Babilonia se liberó por fin del yugo asirio, y llegó a hacerse la capital de un creciente Imperio Babilónico.


Babilonia
La recuperación de la independencia babilónica bajo Nabopolasar supuso la llegada de una nueva era de actividad arquitectónica, y su hijo Nabucodonosor II hizo de Babilonia una de las maravillas del mundo antiguo. Nabucodonosor ordenó la completa reconstrucción de las tierras imperiales, incluyendo la reconstrucción de los Jardines Colgantes de Babilonia (una de las siete maravillas del mundo), de los cuales se dice haber sido construidas para su nostálgica esposa Amyitis.

Después de pasar varias vicisitudes, la ciudad fue ocupada en el 539 aC por Ciro el Grande, rey de
Persia. Bajo Ciro y su heredero, Darío I el Grande, Babilonia se convirtió en un centro de aprendizaje y avance científico. Los eruditos babilonios completaron mapas de constelaciones, y crearon los fundamentos de la astronomía y las matemáticas modernas.

Ciro permitió que Sesbasar, príncipe de la tribu de Judá, y Zorobabel llevaran a los judíos de Babilonia a
Jerusalén. Se les permitió volver con los objetos del Templo que los babilónico habían tomado, y comenzaron la construcción del segundo templo, que se concluirá en 525 aC. bajo la dirección espiritual de los profetas Ageo y Zacarías. En este tiempo Tierra Santa era una satrapía persa conocida como Yehud. En 445 aC. Artajerjes nombró virrey de Judá a Nehemías, que fortificó Jerusalén para defenderse del gobernador Samaria. Los samaritanos construyeron su propio Templo en el monte Garizim en 428 aC.

Sin embargo, bajo el reinado de Darío III Codomano, Babilonia empezó a estancarse progresivamente.


En el 331 aC el rey persa Darío III fue derrotado por las fuerzas del rey macedonio
Alejandro Magno en la batalla de Gaugamela, y en octubre Babilonia vio su invasión y ocupación. Bajo Alejandro, Babilonia floreció otra vez como centro de estudio y comercio. Pero después de la misteriosa muerte de Alejandro en el 323 aC en el palacio de Nabucodonosor, su imperio se dividió entre sus generales, los diádocos, y pronto empezaron décadas de lucha por los restos de su imperio, con Babilonia una vez más atrapada en el medio.

Las constantes revueltas fueron vaciando paulatinamente la ciudad de Babilonia. Una tabla datada en el año 275 aC afirma que los habitantes de Babilonia fueron transportados a Seleucia del Tigris, la nueva capital creada por Seleuco I Nikátor para su nuevo reino, en la cual erigió un nuevo palacio, así como fue un templo llamado E-Saggila. Con este evento la historia de Babilonia llegó prácticamente a su fin, a pesar de que más de un siglo después todavía se practicaban sacrificios en su viejo santuario. Hacia el año 141 aC, cuando los partos sometieron la región, Babilonia estaba en completa desolación y oscuridad.

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