La República Romana

Fundada hacia el año 753 a. C., Roma fue ampliando su territorio inicial hasta convertirse en la capital del imperio más extenso de la Antigüedad. Durante la época republicana se configuraron los elementos esenciales de la civilización romana, caracterizada por el sentido práctico y la capacidad para asimilar influencias culturales externas, principalmente las provenientes del legado griego.

Ubicada a poca distancia de la desembocadura del río Tíber, en el centro de Italia, Roma fue inicialmente un conjunto de aldeas situadas sobre siete colinas. En el año 753 a. C., los etruscos, un pueblo procedente de Asia Menor y establecido en el centro de la península Itálica, fundaron en ese emplazamiento la ciudad de Roma.
Los reyes etruscos gobernaron la ciudad hasta el año 509 a. C., cuando los latinos depusieron al rey Tarquino el Soberbio y fundaron la República.

La República fue un sistema de gobierno democrático regido y perpetuado por la aristocracia. Durante esta etapa de su historia, Roma experimentó un extraordinario crecimiento territorial, cultural y económico.




La República Romana, siglo I aC
En el siglo V a. C. consolidó su poder en el centro de Italia y en los siglos IV y III a. C. se impuso como potencia dominante de la península Itálica sometiendo a los demás pueblos de la región y enfrentándose a las ciudades griegas del sur. En la segunda mitad del siglo III a. C. proyectó su poder fuera de Italia, lo que le llevó a una serie de enfrentamientos con las otras grandes potencia del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionándose sus territorios.

En los años siguientes, siendo ya la mayor potencia del Mediterráneo, expandió su poder sobre las polis griegas; el reino de Pérgamo fue incorporado a la República y en el siglo I a. C. conquistó las costas de Oriente Próximo, entonces en poder del Imperio Seléucida y piratas.

Durante el periodo que abarca el final del siglo II a. C. y el siglo I a. C., Roma experimentó grandes cambios políticos, provocados por una crisis consecuencia de un sistema acostumbrado a dirigir sólo a los romanos y no adecuado para controlar un gran imperio. En este tiempo se intensificó la competencia por las magistraturas entre la aristocracia romana, creando irreconciliables fracturas políticas que sacudirían a la República con tres grandes guerras civiles; estas guerras terminarían destruyendo la República, y desembocando en una nueva etapa de la historia de Roma: el Imperio Romano.

La sociedad republicana
La aristocracia romana durante la República estaba formada por la antigua aristocracia patricia y los nuevos ciudadanos ricos, en oposición a la mayoría de los plebeyos y a algunos patricios empobrecidos.

En su origen, los plebeyos estaban bajo el dominio de los patricios, pero tras la caída de la monarquía, éstos obtuvieron mejoras de forma progresiva. Se creo el cargo de tribuno de la plebe y la plebe urbana, élite que se había enriquecido con el comercio, arrebató a los patricios el acceso a las magistraturas y al cargo de Máximo Pontífice y augures. Las reuniones de la plebe, los concilia plebis, fueron el origen de los comicios tribunados, válidos para legislar por plebiscitos.
En el siglo III a. C. disminuyeron las diferencias entre los patricios y jefes de los plebeyos, y se agruparon en una aristocracia dirigente, la nobilitas. Con la rápida reducción del efectivo de los patricios, el término plebe tendió desde entonces a designar a las masas populares.

Los esclavos eran considerados como un instrumento económico que podía ser vendido y comprado y que se hallaba bajo la dependencia de un dueño. Procedían mayoritariamente de pueblos sometidos por la República y, durante el siglo I a. C., se convirtieron en el estracto social más numeroso de Roma.

Organización social y forma de gobierno
Tras las caída de la monarquía se instauró en Roma la República, un régimen aristocrático dirigido por unas cuarenta gens; los patricios, los descendientes de las familias más antiguas de Roma ostentaron el poder. Las principales instituciones del nuevo régimen fueron el Senado, las Magistraturas y los Comicios.

El Senado era uno de los pilares de la República, siendo el órgano político que exigía responsabilidades a los cónsules. Originalmente el Senado estaba constituido sólo por patricios, pero a partir de la Lex Ovinia del año 312 a. C., se permitió que los plebeyos pudieran formar parte del mismo. La auctoritas del Senado daba validez a los acuerdos tomados en las asambleas populares. El Senado también resolvía los casos de interregnum, situación que acontecía cuando moría uno de los cónsules.

La Magistratura era un cargo original de la República. La jefatura que ostentaba el rex o monarca fue sustituida por dos magistrados colegiados y temporales llamados cónsules a los que se le podía exigir responsabilidad por su tarea de gobierno. Cada magistrado podía vetar al otro, lo que se conocía como intercessio.

También durante la República se crearon las asambleas populares, llamadas Comitia Centuriata. Nacieron por necesidades militares, en íntima conexión con la expansión de la ciudad y con la llegada a Roma de un nuevo concepto de táctica militar. Mientras que en la época monárquica, el ejército estaba integrado por miembros de las gens, en la República el ejército pasó a ser un sistema plutocrático, dependiente de la riqueza de cada sujeto. Al principio sólo se estimaba la riqueza inmobiliaria, pero posteriormente se tuvo en cuenta la mobiliaria.

El siglo I a.C. fue una época llena de crisis, dictaduras y guerras civiles que dieron paso al Principado, la primera etapa imperial de Roma.

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1 comentario:

roCKo dijo...

gracias ..! saludos desde paraguay!