El Sacro Imperio Romano Germánico

El Sacro Imperio Romano fue la unión política de un conglomerado de estados de Europa Central, que se mantuvo desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.
 

Bandera del Sacro Imperio Romano Germánico
  Formado en 962, tiene sus orígenes en la parte oriental de las tres en que se dividiera el Imperio Carolingio. Desde entonces, el Sacro Imperio, se mantuvo como la entidad predominante en Europa central durante casi un milenio y hasta su disolución en 1806 por Napoleón I.

La denominación del Sacro Imperio varió a lo largo de los siglos. En 1034 se utilizaba la fórmula Imperio Romano para referirse a las tierras bajo dominio de Conrado II, y no fue hasta 1157, durante el reinado de Federico I Barbarroja, que se empezó a usar el término Sacro Imperio. Por otro lado, el uso del término Emperador Romano hacía referencia a los gobernadores de las tierras europeas del norte y comenzó a emplearse con Otón II el Sanguinario (emperador entre 973 y 983). Los emperadores anteriores, desde Carlomagno (muerto en 814) hasta Otón I el Grande (emperador entre 962 y 973), habían utilizado simplemente el título de Imperator Augustus ("Emperador Augusto"). El término Sacro Imperio Romano comienza a ser usado a partir de 1254.






El Sacro Imperio Romano Germánico
En su apogeo, el imperio englobaba la mayor parte de las actuales Alemania, Austria, Suiza, Liechtenstein, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa y Eslovenia, así como el este de Francia, norte de Italia y oeste de Polonia. Y con ellos sus idiomas, que comprendían multitud de dialectos y variantes de lo que formarían el alemán, el italiano y el francés, además de las lenguas eslavas. Por otro lado, su división en numerosos territorios gobernados por príncipes seculares y eclesiásticos, obispos, condes, caballeros imperiales y ciudades libres hacían de él, al menos en la época moderna, un territorio mucho menos cohesionado que los emergentes estados modernos que tenía a su alrededor.

A diferencia de las confederaciones, el concepto de Imperio no sólo implicaba el gobierno de un territorio específico, sino que tenía fuertes connotaciones religiosas (de ahí el prefijo sacro), y durante mucho tiempo mantuvo un fuerte ascendente sobre otros gobernantes del orbe cristiano. Hasta 1508, los reyes alemanes no eran considerados como emperadores hasta que el Papa, vicario de Cristo en la tierra, los hubiese coronado formalmente como tales. El Imperio, por tanto, podría describirse como una conjunción entre un estado y una confederación de carácter religioso.

Oficialmente, el Imperio o Reich se componía del rey, que había de ser coronado emperador por el Papa (hasta 1508), y los Reichsstände (Estados imperiales).

Convertirse en emperador requería acceder previamente al título de rey de los alemanes (Deutscher König). Desde tiempos inmemoriales, los reyes alemanes habían sido designados por elección. En el siglo IX era elegido entre los líderes de las cinco tribus más importantes (francos, sajones, bávaros, suabos y turingios), posteriormente entre los duques laicos y religiosos del reino, reduciéndose finalmente a los llamados Kurfürsten (príncipes electores). Finalmente, el colegio de electores quedó establecido mediante la Bula de Oro (1356). Inicialmente había siete electores, pero su número fue variando ligeramente a través de los siglos. Hasta 1508, los recién elegidos reyes debían trasladarse a Roma para ser coronados emperadores por el Papa. No obstante, el proceso solía demorarse hasta la resolución de algunos conflictos "crónicos": imponerse en el inestable norte de Italia, resolver disputas pendientes con el patriarca romano, etc.


Las tareas habituales de un soberano, como decretar normas o gobernar autónomamente el territorio, fueron siempre, en el caso del emperador, sumamente complejas. Su poder estaba fuertemente restringido por los diversos líderes locales. Desde finales del siglo XV, el Reichstag se estableció como órgano legislativo del Imperio: una complicada asamblea que se reunía a petición del emperador, sin una periodicidad establecida y en cada ocasión en una nueva sede. En 1663, el Reichstag se transformó en una asamblea permanente.Estados ImperialesUna entidad era considerada como un Reichsstand (estado imperial) si, conforme a las leyes feudales, no tenía más autoridad por encima que la del emperador del Sacro Imperio. Entre dichos estados se contaban: Territorios gobernados por un príncipe o duque, y en algunos casos reyes; Territorios eclesiásticos dirigidos por un obispo o príncipe-obispo, y Ciudades imperiales libres

El Reichstag era el órgano legislativo del Sacro Imperio Romano Germánico. Se dividía en tres tipos o clases:
* Consejo de los electores, que incluía a los electores del Sacro Imperio Romano Germánico.
* Consejo de los príncipes, que incluía tanto a laicos como a eclesiásticos. El brazo laico o secular eran los Príncipes (con título de Príncipe, Gran Duque, Duque, Conde Palatino, Margrave o Landgrave). El brazo eclesiástico eran los Arzobispos, algunos abades y los dos grandes maestres de la orden de los Caballeros Teutones y de los Caballeros Hospitalarios (Orden de San Juan).

* Consejo de las ciudades imperiales, que incluía representantes de las ciudades imperiales agrupados en dos colegios: Suabia y Rin, teniendo cada uno un voto colectivo.

Las dificultades en la elección de emperador llevaron al surgimiento de un colegio de electores fijo, los Kurfürsten, cuya composición y procedimientos fueron establecidos mediante la Bula de oro de 1356. Su creación es con toda probabilidad lo que mejor simboliza la creciente dualidad entre Kaiser und Reich, emperador y reino, y con ello, el final de su identificación como una sola cosa.


Muchos historiadores consideran que el establecimiento del Imperio fue un proceso paulatino, iniciado con la fragmentación del reino franco en el Tratado de Verdún de 843. Mediante este tratado se repartía el reino de Carlomagno entre sus tres hijos. La parte oriental, y base del posterior Sacro Imperio, recayó en Luis el Germánico, cuyos descendientes reinarían hasta la muerte de Luis IV el Niño, y que sería su último rey carolingio.

Desde el momento de su celebración, la coronación de Otón I fue conocida como la translatio imperii, la transferencia del imperio de los romanos a un nuevo imperio. Los emperadores germanos se consideraban sucesores directos de sus homólogos romanos, motivo por el que se autodenominaron Augustus. Sin embargo, no utilizaron el apelativo de emperadores de los "romanos", probablemente para no entrar en conflicto con los de Constantinopla, que aún ostentaban dicho título. El término Imperator Romanorum sólo llegaría a ser de uso común más tarde, bajo el reinado de Conrado II el Sálico (1024 a 1039).

Cuando Martin Lutero inició en 1517 lo que más tarde se conocería como Reforma Protestante, muchos duques locales vieron la oportunidad de oponerse al Emperador, por entonces Carlos V, cuyos dominios comprendían gran parte de Europa, el Imperio español y los Países Bajos, Túnez, Italia, Austria y hasta Transilvania (Hungría). Algunos territorios pasaron a la Corona española. El Imperio se vio fatalmente dividido por las disputas religiosas, con el norte y el este, así como muchas de sus mayores ciudades, como Estrasburgo,
Frankfurt y Nüremberg, en el lado protestante, mientras que las regiones meridionales y occidentales se mantenían mayoritariamente en el catolicismo. Tras un siglo de disputas, el conflicto —junto a otras disputas— derivó en la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), que devastaría el Imperio. Las potencias extranjeras, incluidas Francia y Suecia, intervinieron en el conflicto, reforzando el poder de los contendientes del Imperio y apoderándose de considerables zonas de territorio imperial.
Tras la Paz de Westfalia de 1648, empezó el declive del Imperio. Supuso la pérdida de la mayor parte del poder real del emperador y una mayor autonomía de los 350 estados resultantes, permitiendo incluso la formación de alianzas con otros estados de forma independiente. A todos los efectos, el Sacro Imperio Romano pasó a ser una confederación de estados.


Tras la muerte de Carlos VI de Alemania (1711-1740), el Imperio se vio sacudido por una serie de crisis que pusieron en evidencia su decadencia final. El surgimiento de Prusia bajo el reinado de Federico II el Grande y las sucesivas guerras, la de la Sucesión Austriaca y de los Siete Años, serían las más importantes.

Finalmente, el 6 de agosto de 1806 el Imperio desaparecería formalmente cuando su último emperador Francisco II (desde 1804 emperador Francisco I de Austria) renunciaba, tras la derrota militar a manos del ejército francés de Napoleón. Los sucesores de Francisco II continuaron titulándose emperadores de Austria hasta 1918.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gustavo: Buscando información sobre el SIRG me encentro este magnífico blog de un enciclopedista, tan inusual en la Red.Comenzado, como el mío, el 2008 y coindidentes en algunas materias, como podrás comprobar.He visualidado tu blog completo. Ahora me queda mucho que lerte, y averiguar si coincidimos ideológicamente.

Gustavo dijo...

Gracias. Pasame la dirección de tu blog así puedo leerlo. Saludos