Grandes exploradores: Juan Sebastián Elcano alrededor del mundo


Juan Sebastián Elcano
Descubiertos ya el continente americano y el océano Pacífico (antes llamado Mar del Sur), el problema que se planteaba ahora consistía en descubrir un paso que pusiera en comunicación el océano Atlántico con el Pacífico y permitiera llegar a las Islas de las Especias o Especiería (hoy archipiélago de las Molucas, en Indonesia) por Occidente.

La empresa de encontrar el anhelado estrecho fue encomendada a un portugués al servicio de España, Fernando de Magallanes, quien, después de ver rechazado su proyecto por el rey de Portugal, Manuel I el Afortunado, se trasladó a Sevilla en 1517, junto al cosmógrafo Rui Faleiro, y ofreció sus servicios al rey Carlos I (y V emperador de ese nombre en el Sacro Imperio Romano Germánico).

Magallanes estaba convencido de que las Molucas habían quedado situadas dentro de la demarcación española que había fijado el Tratado de Tordesillas, firmado entre España y Portugal en 1494, y, en ese sentido, propuso al monarca español llegar a las Islas de las Especias por una ruta occidental de jurisdicción española, a través de un paso o estrecho por el Sur de América, evitando entrar en los dominios situados en la demarcación portuguesa. Tras ser aprobado el proyecto expedicionario, el 22 de marzo de 1518 firmó una capitulación en Valladolid, por la que era nombrado capitán general de la flota expedicionaria y gobernador de todas las tierras que descubriese y conquistara.




El viaje de Elcano
El 20 de septiembre de 1518 parte puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) rumbo a América del Sur con cinco naves: la Trinidad, como nave capitana; la Concepción, con Juan Sebastián Elcano como contramaestre; la Victoria, la Santiago y la San Antonio, y 265 hombres, entre los cuales figuraba Antonio de Pigafetta, cronista del viaje. Tras aprovisionarse en las islas Canarias, llegó a Río de Janeiro, bordeó toda la costa de Brasil, exploró las bocas del Río de la Plata y el litoral de la Patagonia.

Realizando labores de exploración por estas latitudes, una de las naves, la Santiago, se estrella contra la costa a causa del temporal. Decide invernar en las costas de la Patagonia, a cuyo fin entra en la bahía de San Julián (en la actual provincia argentina de Santa Cruz) el 31 de marzo de 1520. Allí, Magallanes tendría que hacer frente a una sublevación organizada por la marinería. Con astucia, Magallanes supo dividir la opinión de los sublevados, consiguiendo así reducirlos, e imponiendo luego severos castigos a los que habían tenido más responsabilidad en el motín.

Tras una rigurosa invernada de casi cinco meses, reanudaron la navegación. Y, por fin, el 21 de octubre de 1520 Magallanes encontró el anhelado paso del Sur, al que el navegante dio el nombre de Todos los Santos, y que hoy lleva su nombre, Estrecho de Magallanes, el cual separa el continente americano de la Tierra del Fuego, denominación que dio a ésta el jefe expedicionario por las fogatas que se dejaban ver durante las noches, encendidas por los indígenas de aquellos parajes.

Elcano fallecería el 4 de agosto de 1526, durante la travesía del Pacífico, en un segundo viaje que le fue encomendado hacer a las Molucas.

Durante la travesía del mismo, la San Antonio abandonó la expedición sin orden expresa de Magallanes, retornando a Sevilla. Las otras tres naves salieron al Mar del Sur, llamado así por Vasco Núñez de Balboa en 1513, y que Magallanes llamaría Mar de las Damas o, como se le conoce desde entonces, Océano Pacífico, nombres que le fueron sugeridos por la tranquilidad de que disfrutó durante la travesía de sus aguas gracias a los suaves vientos alisios que soplaban. Era el 28 de noviembre de 1520.

Salidos a mar abierto, Magallanes subió por la costa de Chile hasta colocarse sobre los 32º de latitud Sur, desde donde viró hacia el Oeste y se adentró en el Pacífico. Fueron éstos tres meses de penosa navegación para los expedicionarios españoles: las provisiones frescas se acabaron y el agua empezó a escasear, y el escorbuto hizo acto de presencia entre los miembros de la tripulación, hasta que, el 24 de enero de 1521, descubrió las islas de los Ladrones, llamadas después Marianas, donde se aprovisionaron de víveres y de agua. El 16 de marzo llegaron a las islas de San Lázaro, posteriormente nombradas Visayas, situadas en el centro del archipiélago que constituyen las que luego serían llamadas islas Filipinas, en honor del rey Felipe II, bajo cuyo reinado se conquistaron.

Allí, en un islote llamado Mactán, próximo a Cebú, los expedicionarios fueron atacados por los aborígenes liderados por el cacique Lapu-Lapu, en cuyo encuentro perdió la vida Magallanes el 27 de abril de 1521.

Las bajas entre los navegantes fueron muchas. Ello hizo necesario abandonar e incendiar, por falta de tripulantes, la Concepción, quedando sólo dos naves, y, dada la necesidad de un jefe de la expedición, fue elegido capitán el guipuzcoano Juan Sebastián Elcano (natural de Guetaria), contramaestre de la Concepción, lo cual sería motivo de recelos entre otros aspirantes.

Elcano pone rumbo a las Molucas, meta de la expedición, a cuyas costas arriban las dos naves en noviembre de 1521, fondeando en la isla de Tidore: el objetivo de la expedición estaba logrado. Allí fueron favorablemente recibidos por el rey de la isla, cargaron gran cantidad de especias y les fueron entregadas cartas de los reyes del Maluco para el monarca español.

Con la satisfacción de haber logrado llegar a las Islas de las Especias y siguiendo la ruta de Occidente, Elcano pone rumbo al este con destino a Panamá. Llegó a la isla de Timor (1522), en donde supo de otras muchas islas y tierras, pero la Trinidad, tras varios meses de navegación, dio síntomas de estar en mal estado, por lo que Elcano decide regresar a las Molucas a fin de reparar la nave. Llegan de nuevo a Tidore, pero toda la tripulación de la nave fue apresada por los portugueses, que acababan de desembarcar en la isla y tomar posesión de ella.

Siempre con rumbo oeste, ya sólo con la nave Victoria, y con 47 españoles y 13 malayos, Elcano cruzó el océano Índico, dobló el cabo de Buena Esperanza (mayo de 1522) en el Sur de África. Puso rumbo al norte, pero el agotamiento y el hambre se hacen de nuevo presentes en la tripulación. Después de perder la mitad de sus tripulantes, llegaron frente a la isla de Santiago de Cabo Verde, jurisdicción de Portugal, a cuyo gobernador decidió Elcano pedir socorro, a cuyo fin envió a tierra un pequeño esquife con 13 hombres, que fueron hechos prisioneros inmediatamente por los portugueses. Vista la intransigencia portuguesa, Elcano continuó el viaje, y, el 6 de septiembre de 1522, la Victoria, nombre simbólico, tras recorrer 14.000 leguas, entraba en el puerto de Santa María (Cádiz) con sólo 18 hombres, extenuados y enfermos, resto de los 265 que habían partido tres años antes.

Juan Sebastián Elcano había dado por primera vez la vuelta al mundo. La esfericidad de la Tierra, hasta entonces sólo teóricamente admitida, quedaba empíricamente demostrada.

El emperador Carlos V gestionó inmediatamente la libertad de los tripulantes que habían sido hechos prisioneros por Portugal, recibió personalmente a todos los supervivientes en Valladolid, antes capital del Reino, y a Juan Sebastián Elcano le concedió una renta anual de 500 ducados de oro y le otorgó un escudo de armas con carteles alusivos a su hazaña, cuya cimera era un globo terráqueo con la leyenda: «Primus circumdetisti me» ("El primero que me diste la vuelta").

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