Las polis (Ciudades) griegas


Las Polis (Ciudades) Griegas
 Polis era la denominación dada a las ciudades estado de la antigua Grecia, surgidas desde alrededor del año 1.000 aC. hasta la dominación romana. Polis se denominaba a la ciudad y al territorio que ella reclamaba para sí. Tenían un gran nivel de autocracia, lo que les garantizaba libertad, autonomía política y económica. No existía oposición entre lo urbano y lo rural, ni existían relaciones de dependencia; muchos residentes urbanos vivían de las rentas del campo, al igual que la gran mayoría de los aristócratas.

El centro político-administrativo-social de la polis era la Acrópolis, donde se encontraba el templo, la gerusía (consejo de gobierno), el ágora y los edificos civiles. El ágora era la plaza pública y mercado permanente. Rodeaba a la ciudad un anillo rural, en donde se cultivaba lo necesario para la supervivencia de la polis.
Las polis griegas eran ciudades estado totalmente independientes. Tras la desaparición de la civilización micénica los griegos formaron pequeñas comunidades, que evolucionaron en el siglo VIII aC, y se convirtieron en ciudades. Estas ciudades se conocieron con el nombre de "ciudades estado" o polis. A diferencia de las ciudades de los grandes imperios (Mesopotamia, Egipto, Persia), que estaban organizadas alrededor del palacio real y del templo, el centro de la polis lo constituía el ágora, un espacio abierto donde los ciudadanos acudían para comerciar y para intercambiar ideas. En el ágora tiene lugar la vida política de la polis, y en ella surge también la filosofía griega.


El Imperio Seléucida

Seleuco I Nikátor
Después de la muerte de Alejandro Magno, sus generales se repartieron el imperio, siendo protagonistas durante veinte años de grandes luchas y peleas por obtener el poder. Fueron los llamados diádocos, o sucesores o herederos.

Después de estos antiguos generales gobernaron los llamados epígonos, (los nacidos después o sucesores). La lucha entre ellos para obtener el poder y la hegemonía duró casi cincuenta años, hasta el 281 aC en que murió el último de los diádocos, Seleuco I Nikátor.

El vasto imperio de Alejandro Magno quedó dividido a su muerte de la siguiente manera:

* Asia para Antígono Monoftalmos. Era el que tenía más poder y más extensión de tierras.
* Egipto para Ptolomeo, cuya dinastía fue la más estable de todas, (dinastía Ptolemaica).
* Tracia y Asia Menor para Lisímaco.
* Babilonia y Siria para Seleuco (dinastía Seleúcida). Se entendía por Siria a una enorme extensión de tierras que llegaban hasta las fronteras con la India.
* Grecia, y Macedonia para Casandro, (dinastía Antigónida).



El reparto del Imperio de Alejandro Magno


Leónidas y la Batalla de las Termópilas


 La Batalla de las Termópilas (Puertas Calientes) fue un importante escenario del conflicto entre las polis griegas, con Esparta y Atenas a la cabeza, contra el Imperio Persa en el 480 aC.

Jerjes I, emperador persa, se propuso conquistar Grecia. Atenas quería detener la invasión como fuese y consiguió convencer a Leónidas I, Rey de Esparta, para que participase.
 
Leónidas, el 17º rey agíada de Esparta, fue uno de los hijos del rey Anaxandridas II. Sucedió en el trono, probablemente en 489 o 488 adC, a su hermanastro Cleómenes I y se casó con Gorgo, la hija de éste. Al tener dos hermanos mayores, Cleómenes y Dorieo, no se esperaba que pudiera llegar a reinar, pero Cleómenes falleció sin descendencia masculina y Dorieo murió, probablemente poco antes que Cleómenes, en Sicilia luchando contra los cartagineses.

La batalla más importante se celebró en un lugar llamado valle de las Termópilas. Allí esperó a los persas un ejército compuesto por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba 2 siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia, 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y locros.

 

Babilonia

El Imperio Babilónico
Babilonia fue la capital del estado de Babilonia en la baja Mesopotamia. Actualmente sus ruinas se encuentran en la provincia iraquí de Babil, 110 km al sur de Bagdad.

El nombre proviene del griego Babel, el cual deriva del nombre semita de la ciudad Babilim, que quiere decir La Puerta de Dios. La palabra semita es una traducción del sumerio Kà-dingir-ra.

Fue fundada por los amorreos y luego conquistada por los asirios y más tarde sede del nuevo imperio de Babilonia. La primera mención de Babilonia se encuentra en una tablilla cuneiforme, fechada en el siglo XXIV aC, del reino de Sargón de Acad, quien la hizo capital de un oscuro y perdido distrito de su imperio. Durante algún tiempo fue sólo una ciudad provincial más, hasta que se convirtió en la capital del imperio de Hammurabi (siglo XVIII aC). Desde entonces en adelante adquirió gran relevancia como la verdadera metrópoli de todo el sur de Mesopotamia, así como Nínive lo sería por un tiempo de Asiria.

El Imperio Persa

Los arios, al establecerse en Irán, dieron origen a dos grupos principales, los medos y los persas, vasallos de Asiria. Los medos se liberaron en 624-612 aC de los asirios y reforzaron su predominio sobre los persas, que sin embargo alrededor del 550 aC los derrotaron, asegurándose una posición en el imperio. En su origen los persas y medos eran pueblos nómadas del Golfo Pérsico, en las fronteras del Imperio Asirio.


Tumba de Ciro el Grande
 Bajo el reinado de Ciro II tomaron Babilonia. Posteriormente, y también bajo Ciro el Grande, derrotaron al rey Creso de Lidia en la batalla del río Halys y anexionaron Canaán (Palestina), poniendo fin al Reino de Judá. Su sucesor, Cambises II, trasladó la capital a Babilonia y anexionó Egipto tras ganar la batalla de Pelusio, siendo nombrado Faraón.


El Imperio Persa, año 490 aC
El siguiente rey persa, Darío I el Grande, llegó al poder tras una serie de intrigas que incluyeron el asesinato del legítimo heredero, Esmerdis. Atravesó los Dardanelos y conquistó Tracia, llevando a cabo una fallida campaña contra los escitas de la ribera norte del Mar Negro. Bajo su reinado las ciudades griegas de Chipre y Asia Menor se rebelaron. La revuelta fue pronto detenida gracias a la ayuda de la flota persa. La campaña de represalia que éste condujo contra la Hélade inició las Guerras Médicas.


Siglo XIII: Los tres Imperios Romanos

Hacia el siglo XIII existían al mismo tiempo en tres Imperios que reclamaban ser Imperios Romanos: El Imperio Latino, el Imperio Bizantino y el Sacro Imperio Romano Germánico.
 

Estandarte del Imperio Latino

En 1204, los caballeros de la Cuarta Cruzada establecieron un estado cruzado conocido como Imperio Latino o Rumania, con base en Constantinopla, tras saquear la ciudad. Se proclamaban como los sucesores cristianos del Imperio Bizantino. El nombre latino del emperador era Imperator Romaniae, o Emperador de Rumania. El nombre no tiene nada que ver con el estado actual; es la forma latina del título de Emperador Bizantino, a quien el emperador latino esperaba reemplazar.




La Diáspora



 El primer exilio o diáspora judía ocurrió en el año 606 adC, cuando los babilonios conquistaron el Reino de Judá, derrumbaron el primer Templo y trasladaron a los líderes judíos a Babilonia. Setenta años más tarde, el rey persa Ciro II el Grande permite a los judíos retornar a la Tierra de Israel tras haber conquistado a los babilonios. Sin embargo, algunos se quedaron y la comunidad judía de Bagdag siguió existiendo hasta el siglo XX y la emigración de la misma al Estado de Israel.

El segundo exilio se produjo luego del año 70 dC cuando el general romano Tito, futuro emperador, derrotó a la revuelta judía, derrumbó el segundo Templo. Un mayor número de judíos fue expulsado luego de que fuera aplastada la rebelión de Bar Kojba en el año 135 dC. Desde Italia, los judíos emigraron a Francia y Alemania, y desde allí a Inglaterra, Escandinavia y Europa oriental, llegando a ser conocidos como askenazis. Bajo el dominio del Islam, los judíos de África del norte se trasladaron hacia el oeste, llegando a la península Ibérica. Después de la expulsión de los judíos de España por los Reyes Católicos en el siglo XV, estos judíos, conocidos como sefardíes, se restablecieron en los Países Bajos, los Balcanes, Turquía, Palestina y en el continente americano. Durante los siglos XIX y XX, muchos judíos de Europa central y oriental, se fueron a América y, después de la II Guerra Mundial, grupos de judíos de distintos lugares emigraron a Israel.

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El Libro de los Salmos


El Libro de los Salmos forma parte del Antiguo Testamento de la Biblia. También se le conoce como Alabanzas o Salterio.

Tal y como están numerados actualmente los salmos, el libro comprende 150 composiciones poéticas con un gran contenido religioso. Estas composiciones responden a los más diversos géneros y son la expresión del ruego del alma hebrea a Dios ante un variado número de circunstancias. Así, existen salmos públicos y privados, de alegría y tristeza, para eventos triunfales o graves derrotas, súplicas, lamentos, reflexiones psicológicas, canciones de agradecimiento y numerosas alabanzas. Los Salmos recorren todo el espectro de posibles expresiones religiosas, desde el individuo privado hasta el templo y la comunidad entera.
Como muchos de ellos son precisamente alabanzas, así se lo llama en hebreo, Tehilim.

En la versión griega de los LXX el libro se denomina "Salterio", que es el nombre del instrumento de cuerdas con que los oficiantes judíos acompañaban los cánticos de alabanza a Yahvé. Por extensión, más tarde el término se aplicó a la colección de himnos y finalmente al libro que la contuvo.

El libro completo es atribuido tradicionalmente al rey David. Sin embargo, no todos los salmos contienen la frase "de David". Los que sí lo afirman deben haber sido escritos por un mismo autor, ya que coinciden en el estilo literario y en el uso de un mismo vocabulario.

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David

David

David
En la Biblia, el nombre de David sólo lo ostenta el segundo rey de Israel. Era el más joven de los ocho hijos de Isaí, o Jesé, un pequeño propietario de la tribu de Judá que habitaba en Belén, donde nació David. Según la cronología usual, David nació en 1085 y reinó de 1055 a 1015 a.C.

Aparece primero en la historia sagrada como un joven pastor que cuidaba los rebaños de su padre en los campos cercanos a Belén, "rubio, de bellos ojos y hermosa presencia”.

Samuel, el profeta y último de los jueces, fue enviado a ungirlo en lugar de Saúl, a quien Dios había rechazado por su desobediencia; esta unción lo marcó como sucesor al trono después de la muerte de Saúl.


Mientras sus tres hermanos mayores estaban en el campo, luchando bajo Saúl contra los Filisteos, David fue enviado al campamento con algunos comestibles y regalos; allí oyó las palabras con las que el gigante, Goliat de Gat, desafiaba a todo Israel a un combate singularizar y él se ofreció para matar al filisteo con la ayuda de Dios. Su victoria sobre Goliat provocó la derrota del enemigo.

El Reino de Israel



Las 12 Tribus de Israel
  Tras salir de Egipto, casi tres millones de israelitas vagaron por el desierto durante una generación, para invadir luego la tierra de Canaán destruyendo ciudades cananeas, como Ai, Jericó y Hazor bajo las órdenes de Josué.

En sus ataques iniciales bajo Josué los hebreos ocuparon la mayoría de Canaán, que repartieron según las líneas familiares tradicionales derivadas de los hijos de Jacob y de José (las tribus de Israel). No había ningún gobierno formal, y el pueblo era guiado por los jueces.


En 1140 aC las tribus cananeas intentaron expulsar a las tribus israelitas del norte y centro del país. Según la Biblia, la defensa de los israelitas fue conducida por Barak y la profetisa Débora, derrotando a los cananeos. En 1020 aC el pueblo de Israel, dirigido por Samuel, derrota a los filisteos al norte de Jerusalén. Israel pacta con los cananeos para mantener el control sobre aquellos.


 

Jerusalén


Jerusalén

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo, habitada por los jebuseos antes de la llegada de las tribus hebreas a Canaán a principios del siglo XIII aC. Fue la antigua capital del Reino de Israel y del Reino de Judá, y siglos más tarde del Reino de Jerusalén.

El relato bíblico muestra a los jebuseos controlando la ciudad, habitando los terrenos cercanos a la ciudad actual hasta el siglo XI aC, cuando David conquistó su ciudad, Jebus. En torno al año 1004 aC el rey David de Israel y de Judá conquistó Jerusalén a los jebuseos y la convirtió en capital de su reino unificado. Su hijo Salomón construyó en pocos años el Templo de Jerusalén, destinado a contener el Arca de la Alianza y las Leyes que Yahvé otorgó a Moisés en dos tablas de piedra en el Monte Sinaí. Éste sería el único templo que permitiría la ley religiosa hebrea consagrado al culto de Yahvé.



Alejandro Magno y el Imperio Macedonio

Alejandro Magno

La figura de Alejandro Magno quizá sea de las más atractivas de la Historia. En sus treinta y tres años de vida consiguió conquistar el mayor Imperio alcanzado hasta ese momento, dominando la mayor parte del continente asiático. Sus hazañas le han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.
Hijo del rey Filipo II de Macedonia, nació en el mes de agosto de 356 a.C. Fue educado en una academia, en la ciudad de Mieza. Una vez formado, Alejandro fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, quien continuó con la educación griega que estaba recibiendo. Paralelamente a esta formación académica, continuó con su formación atlética y militar.
Durante la ceremonia de casamiento de su hermana Cleopatra, su padre Filipo era asesinado, lo que motivaría el ascenso de Alejandro al trono en al año 336 a.C.




El Templo de Artemisa en Éfeso



El Templo de Artemisa, en Éfeso
  La ciudad de Éfeso, a orillas del mar Jónico y junto a la desembocadura del río Pequeño Meandro (Caystros o Küçük Menderes) ha sido desde siempre un centro de culto a la diosa Artemisa, llamada después Diana por los romanos. Se trata de la soberana de la naturaleza selvática y de los animales salvajes, y suele representársela acompañada por una cierva y armada de arco y flechas.

Desde muy antiguo, existía un templo dedicado a la diosa. Pero en el siglo VII a. de C., la ciudad sufrió el ataque de los sumerios y aunque se resistió, no se pudo evitar que el templo se incendiara y fuera destruido.

Casi toda la Jonia pasó a manos del rey de Lidia: Creso, el mismo que ha inventado esos nuevos y extraños discos de metal llamados "creseidas" que van a hacer las veces de moneda. Creso fue un protector de sabios y artistas, el mismo Esopo ha pasado por su corte, y se propuso levantar un nuevo templo a Artemisa, mejor que el anterior. Para ello se lleva a cabo una suscripción pública; todos los ciudadanos donaron algo de dinero para el templo nuevo.


Éfeso



Éfeso, en el Asia Menor

Los carios fueron los primeros en poblar estas tierras en el segundo milenio a.C. pero la primera ciudad no fue fundada hasta el siglo XI a.C. de la mano de los jonios. Con la invasión persa del siglo VI a.C., Éfeso se rindió al dominio de la dinastía Aqueménida. A pesar de los intentos de sublevación, este dominio continuaría hasta la llegada de Alejandro Magno en 334 aC.

Con la muerte del gran conquistador, Éfeso pasó a manos del general Lisímaco. Poco después la ciudad fue trasladada al valle situado entre los montes de Coressos (actual Bülbül) y Pión (el actual Panayır).


La Biblioteca de Celso, en Éfeso

La época dorada de la ciudad llegaría con los romanos. Éfeso se convirtió en uno de los grandes centros culturales y económicos del Antiguo Occidente.

Fue la época de construcción de algunas de sus más gloriosas edificaciones, como el Templo de Artemisa, considerado una de las siete maravillas del mundo.






Tumba de San Juan Evangelista, en Éfeso
 La gloria de Éfeso no sólo no disminuyó con la época cristiana, sino que aumentó. A Éfeso acudió San Pablo en varias ocasiones para conseguir combatir el culto a la diosa Artemisa. Es mencionada como una de las Siete Iglesias del Apocalipsis. San Juan Evangelista eligió esta ciudad para escribir su Evangelio, mientras que, como había prometido a Jesús, cuidaba de la Virgen María quien vivió aquí hasta su muerte.

La decadencia de Éfeso llegó con los godos a principios del siglo III d.C., tras sufrir un tremendo saqueo. En 381, por orden del Emperador Teodosio, el templo fue clausurado, y en los siglos siguientes fue coloca completamente abandonado, sirviendo como una cantera para materiales de construcción.

Del siglo VI en adelante la Iglesia de San Juan fue un lugar importante de peregrinación, y Justiniano tomó las medidas para protegerla la colina entera donde estaba construida rodeándola por muros de defensa. Poco tiempo después, la Iglesia de la Virgen y otros lugares del culto fueron saqueadas y destruidas por incursiones árabes. En el siglo VII la ciudad fue trasladada al sitio ahora ocupado por la ciudad de Selçuk y durante la era Bizantina Éfeso creció alrededor del Monte Ayasuluk. La ciudad gozó sus últimos años de prosperidad bajo el Emirato de Selçuk. Durante a Edad Media la ciudad dejó de funcionar como puerto.

Hacia el siglo XX el fango llevado aguas abajo por el Meandro había extendido la llanura por una distancia de 5 Km.

Está considerado una de las zonas arqueológicas más grandes del mundo, dada la gran cantidad de obras antiguas exhibidas en su lugar original. Todavía puede apreciarse fácilmente la célebre urbanización de uno de los grandes arquitectos de la historia, Hipódamos.

Sitios de interés: Puerta de Magnesia, Termas de Vario, Ágora del Estado, Odeón, Pritaneo, La Vía de los Curetos, Plaza de Domiciano, Monumento a Gayo Memmio, Casas de la Ladera, Baños de Escolastiquia, Templo de Adriano, Biblioteca de Celso, Ágora Inferior, Antiguo Teatro, Vía de Arcadio, Iglesia de la Virgen María, Templo de Artemisa.

Los Credos. El Credo de San Atanasio

De los dos credos clásicos, el Credo de los Apóstoles pertenece en su contenido esencial a la época apóstólica, aunque no es obra de los apóstoles. Tuvo su origen en forma de confesión de fe usada para la instrucción de catecúmenos y en la liturgia del bautismo. Se basa en una fórmula corriente en Roma c. 200, aunque la forma actual del texto no apareció antes del siglo VI; lo usan los católicos romanos y muchas iglesias protestantes, pero nunca ha sido validado por las iglesias ortodoxas orientales.

El otro credo clásico, el Credo de Nicea, era una expresión de la fe de la iglesia según lo definido en los Concilios de Nicea (325) y de Constantinopla (381), y reafirmado más adelante en los de Efeso (431) y de Calcedonia (451). Su uso en la adoración eucarística no es muy anterior al siglo V. La cláusula llamada Filioque ("y del Hijo"), que expresa la doble proveniencica del Espíritu Santo, fue agregada en el tercer Concilio de Toledo (589). El credo de Nicea es utilizado por los católicos romanos, muchos protestantes y ortodoxos orientales; estos últimos, sin embargo, rechazan la cláusula del Filioque.

El Gran Cisma de Oriente y Occidente

El Gran Cisma fue el resultado de un largo período de relaciones difíciles entre las dos partes más importantes de la Iglesia universal. Las causas primarias del cisma fueron sin duda las tensiones producidas por las pretensiones de suprema autoridad del Papa. El Obispo de Roma reclamaba autoridad sobre toda la cristiandad, incluyendo a los cuatro Patriarcas más importantes de Oriente. Los Patriarcas por su lado, alegaban, con base en la Sagrada Tradición Apostólica y en las Sagradas Escrituras, que el Obispo de Roma solo podía pretender ser un "primero entre sus iguales" o "Primus inter pares".

También tuvo gran influencia en el Gran Cisma las variaciones en las prácticas litúrgicas (calendarios y santorales distintos) y disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales.


La Iglesia se dividía entonces a lo largo de líneas doctrinales, teológicas, políticas y lingüísticas (griego para las liturgias en Oriente, latín en las occidentales).

El Imperio Bizantino

El Imperio Bizantino (llamado también Imperio Romano de Oriente) fue un imperio cristiano medieval de cultura griega cuya capital estaba en Constantinopla o Bizancio (actual Estambul).


Estandarte de
Constantino el Grande
 Los orígenes del Imperio Bizantino se remontan a la etapa final del Imperio Romano. Inicialmente abarcaba todo el Mediterráneo oriental, pero con el tiempo fue sufriendo importantes reducciones territoriales.

Se considera como acta de nacimiento del Imperio Bizantino la muerte de Teodosio I, en 395, cuando el Imperio Romano fue definitivamente dividido en dos mitades, oriental y occidental.

"Imperio Bizantino" es un término moderno que hubiera resultado extraño a sus contemporáneos. El nombre original del Imperio en griego era Romania (Ρωμανία) o Basileía Romaíon (Βασιλεία Ρωμαίων), traducción directa del nombre en latín del Imperio Romano, Imperium Romanorum.



Hagia Sophia, en Estambul


Iglesia de la Divina Sabiduría o Hagia Sophia
La Iglesia de la Divina Sabiduría o Hagia Sophia (griego: Άγια Σοφία, turco Ayasofya), dedicada a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, es una de las obras cumbre del arte bizantino.

La primera iglesia se construyó entre 325 y 360 dC. La construcción se empezó durante el reinado de Constantino y la completó su hijo Constancio (337-361 dC). Es la iglesia imperial más grande en la ciudad y era conocida como Megalo Ekklesia. El nombre Hagia Sophia fue adoptado en el siglo V, y fue bajo este nombre que fue conocida a través de la era bizantina, para cambiar en la era turca a Ayasofya.

De la iglesia más primitiva se piensa que pudo haber sido una basílica construida en piedra con techo de madera. Se sabe que abrió sus puertas con una gran ceremonia el 15 de octubre de 360 dC. Se quemó durante una insurrección en el siglo V.

Nicea, los Concilios y el Credo

Nicea (de Nicaea, transliteración latina del nombre griego Νικαïα, derivado de Niké, es decir, Victoria ) es una antigua ciudad de Bitinia, en Asia Menor, a orillas del lago Iznik, fundada por Antígono I Monoftalmos c. 316 aC con el nombre de Antigonia.

En la época romana se convirtió en uno de los principales centros culturales de la zona. Fue un próspero enclave comercial emplazado en el camino de Constantinopla. En 1078 fue tomada por los turcos selyúcidas y pasó a ser capital del Sultanato de Rum. Volvió a manos de los cristianos en 1097, convirtiéndose en capital del Imperio Bizantino de Nicea (1204-1261) durante la ocupación de Constantinopla por los cruzados. Desde 1331 es la actual ciudad turca de İznik, provincia de Bursa.

En ella se celebraron dos importantes concilios: Concilio de Nicea I (año 325) y Concilio de Nicea II (año 787).


El Imperio de Nicea



Escudo del Imperio de Nicea

El Imperio de Nicea fue el mayor de los estados fundados por los refugiados del Imperio bizantino tras la conquista de Constantinopla por los occidentales durante la Cuarta Cruzada. Duró de 1204 a 1261.

En 1204, el emperador bizantino Alejo V Ducas huyó de Constantinopla en lugar de hacer frente al ejército cruzado. Constantino Láscaris fue coronado en la basílica de Constantinopla, pero poco después tuvo que huir a la ciudad de Nicea en Bitinia, al comprender que la situación en Constantinopla resultaba insostenible. Teodoro sustituyó poco después a su hermano Constantino en el trono con el nombre de Teodoro I Láscaris.

El Imperio Latino, establecido por los cruzados en Constantinopla, no logró establecer su control sobre el antiguo territorio bizantino, por lo que surgieron estados sucesores del dominio bizantino en Epiro y Trebisonda, así como en Nicea. Pero Nicea era la más próxima al Imperio Latino y se encontraba en la mejor posición para intentar reestablecer el Imperio Bizantino.

Teodoro I Láscaris no logró un éxito inmediato, pero sí pudo arrebatarle gran parte de Anatolia noroccidental al emperador latino Balduino I. En 1206, sintiéndose seguro, se confirmó como emperador coronándose en Nicea.




Bizancio - Constantinopla - Estambul


Escudo de la ciudad de Estambul
Estambul es la ciudad más grande de Turquía, y también una de las ciudades más grandes de Europa. Fue sucesivamente la capital del Imperio Romano de Oriente, el Imperio Bizantino, del Imperio Otomano y de la luego llamada República de Turquía hasta 1923.

Bizancio fue el nombre original de la moderna ciudad de Estambul. Fue fundada por colonos griegos de Megara en 667 aC y nombrada en honor de su rey Byzas.


Estandarte de
Constantino el Grande


A través de los años, esta ciudad estuvo en manos de los persas, que la ocuparon y la destruyeron en el siglo V aC. Recuperada por el espartano Pausanias en el 479 adC, comenzó a reconstruirla en el 478 aC. Más tarde Esparta tuvo que disputar su control a los atenienses, quienes la tomaron en el 409 aC, pero fueron expulsados en el 405 aC, aunque en el 390 aC volvió a manos atenienses.

Entre el 336 y el 323 aC estuvo en manos de los macedonios, durante el reinado de Alejandro Magno. Después de éste, la ciudad recuperó cierta independencia, salvo cuando en el 279 aC los celtas conquistaron Tracia, imponiendo un tributo a Bizancio.
En el año 191 aC la ciudad pasó a ser aliada de Roma, que la reconoció como ciudad libre, aunque posteriormente pasó a ser posesión directa de la República (100 aC).

La estratégica posición de Bizancio atrajo al emperador romano Constantino I el Grande, quien en el año 330, fundó de nuevo la ciudad como Nova Roma o Constantinopolis en su honor (Constantinopla, en griego: Konstantinoupolis) y la convirtió en capital del Imperio Romano y, tras su división en 395, del Imperio Romano de Oriente, que ha pasado a la historiografía moderna con el nombre de Imperio Bizantino.

El nombre de Nova Roma nunca se empleó con frecuencia y fue el de Constantinopla el que prevaleció hasta la caída del Imperio en 1453 y fue usado hasta el siglo XX en Europa, en lugar de Estambul (todavía se usa en Grecia).

 


Bandera del Imperio Bizantino,
después del 395
  En un enclave tan valioso, Constantinopla era capaz de controlar la ruta entre Asia y Europa, así como el paso del Mar Mediterráneo al Euxinos Pontos (Mar Negro). Esto hizo que mientras que la parte occidental del Imperio Romano entró en una crisis económica, comercial, política y demográfica, Constantinopla mantuviese su posición durante siglos, convirtiéndose en la gran urbe europea medieval.





Bandera del Imperio Bizantino,

hacia el 963


  Del primer periodo de esplendor del Imperio destaca la Iglesia de Santa Sofía, obra maestra del arte bizantino que mandó construir el Emperador Justiniano. Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del imperio, que fueron saqueadas en sus mejores obras, trasladadas a la nueva capital del imperio. Se trasladaron esculturas, columnas, mosaicos, obeliscos, desde Alejandría, Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gasto, quería levantar una capital universal. 




Bandera del Imperio Bizantino
Siglo XIV
  También se dio gran importancia a la cultura. Constantino creó la primera universidad del mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla.

El declive de Constantinopla comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio Latino que duró hasta 1261.


Los bizantinos, despojados de su capital imperial, establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261 el Emperador de Nicea, Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.
Hacia el 1340, los otomanos ya habían impuesto su fuerza al desvalido Imperio Bizantino, tomando sus últimas ciudades asiáticas de Bursa, Nicea y Nicomedia.

La Caída de Constantinopla bajo dominio turco el 29 de mayo de 1453 fue un suceso que impactó a la sociedad europea de la época y que se considera el final de la Edad Media. La ciudad cayó tras un largo asedio y años de conflictos con los turcos, que ya habían conquistado el resto del Imperio Bizantino con el sultán Mehmed II, llamado Fatih («El Conquistador») y formó parte del Imperio Otomano hasta su disolución oficial el 1 de noviembre de 1922.


Estandarte del Imperio Otomano

Los otomanos denominaron la ciudad İstanbul o Estambul (alteración de la frase en idioma griego: eis-tan-pólei (ir a la ciudad).
El último emperador (o basileos) bizantino fue Constantino XI quien murió en la defensa de la ciudad.

Durante el período otomano la ciudad franqueó un cambio cultural completo, y pasó de ser una ciudad bizantina imperial y cristiano ortodoxo a otra otomana e islámica. Hagia Sophia, la Iglesia de la Divina Sabiduría, fue convertida en una mezquita como lo fueron algunas otras iglesias en la ciudad. Muchas iglesias se conservaron y nuevas mezquitas se construyeron alrededor de la ciudad; cada Sultán ha construido una magnífica mezquita para conmemorar su reinado. Entre estas mezquitas, las más extraordinarias son: la Mezquita de Beyazid, la Mezquita de Solimán (la más grande de Estambul), la Mezquita del Sultán Ahmed o Mezquita Azul y la Mezquita de Fatih.


Bandera de la República Turca

Cuando la República de Turquía fue establecida por Mustafa Kemal Atatürk el 29 de octubre 1923, la capital fue trasladada de Estambul a Ankara. Estambul se adoptó como nombre oficial en 1930. En los primeros años de la república, Estambul fue pasada por alto en favor de la nueva capital Ankara
Durante los años 70 la población de Estambul comenzó a aumentar rápidamente en el momento que la gente de Anatolia emigró a la ciudad para encontrar empleo en muchas de las nuevas fábricas construidas en las afueras de la ciudad. Este brusco y repentino aumento de la población provocó una explosión inmobiliaria, la construcción de edificios no se detuvo. Durante este crecimiento desmedido muchos pueblos situados antes en la periferia de la ciudad fueron absorbidos por la gran metrópoli de Estambul.

Estambul ha sido y es un crisol cultural y étnico. Por consiguiente, hay numerosas mezquitas, iglesias, sinagogas y palacios históricos dignos de visitar en la ciudad. Por estas razones la UNESCO en el año 1985, declara las zonas históricas de Estambul como Patrimonio de la Humanidad.

La ciudad vieja está principalmente ubicada en el estrecho del Bósforo. Sin embargo, la ciudad moderna es más amplia y comprende ambos lados (europeo y asiático) del estrecho.

Relacionados:
Hagia Sophia

El Imperio Latino

Escudo de Armas del Imperio Latino
En 1204 los caballeros de la Cuarta Cruzada establecieron un estado cruzado conocido como Imperio Latino o Rumania, con base en Constantinopla, tras saquear la ciudad. Se proclamaban como los sucesores cristianos del Imperio Bizantino. Balduino IX, conde de Flandes, fue coronado como su primer emperador con el nombre de Balduino I de Constantinopla el 16 de mayo de 1204.

El nombre latino del emperador era Imperator Romaniae, o Emperador de Rumania. El nombre no tiene nada que ver con el estado actual; es la forma latina del título de Emperador Bizantino, a quien el emperador latino esperaba reemplazar. El Imperio Bizantino nunca se llamó de esta forma y el título del emperador era Basileos Rhomaion, o Emperador de los Romanos.


El Reino de Jerusalén y Las Cruzadas




Escudo de Armas
del Reino de Jerusalén
 La Primera Cruzada fue convocada por el Papa Urbano II en el año 1095. Su principal objetivo era la conquista de los Santos Lugares. El Reino como tal nació con la toma de Jerusalén en 1099. Godofredo de Bouillon, duque de Lorena y uno de los principales jefes de la Cruzada, fue elegido como primer rey. No obstante, rehusó tomar dicho título; en su lugar, eligió el título de Advocatus Sancti Sepulchri (Defensor del Santo Sepulcro).

Godofredo murió en 1100. Su hermano y sucesor, Balduino I, se inclinó claramente por una monarquía secular al estilo de las de Europa occidental.

Balduino no era tan escrupuloso como su hermano, y se hizo coronar rey de Jerusalén. Balduino extendió con gran éxito las fronteras del reino, conquistando los puertos de Acre (1104), Beirut (1110) y Sidón (1111), al mismo tiempo que ejercía su soberanía sobre otros estados cruzados: el Condado de Edesa, el Principado de Antioquía, y el Condado de Trípoli. Las flotas de las ciudades-estado italianas de VeneciaPisa Génova ayudaban a la toma de los puertos, donde posteriormente se les concedían barrios en los que tenían gran autonomía económica. Durante su reinado se estableció la Orden de los Caballeros Templarios.