Bizancio - Constantinopla - Estambul


Escudo de la ciudad de Estambul
Estambul es la ciudad más grande de Turquía, y también una de las ciudades más grandes de Europa. Fue sucesivamente la capital del Imperio Romano de Oriente, el Imperio Bizantino, del Imperio Otomano y de la luego llamada República de Turquía hasta 1923.

Bizancio fue el nombre original de la moderna ciudad de Estambul. Fue fundada por colonos griegos de Megara en 667 aC y nombrada en honor de su rey Byzas.


Estandarte de
Constantino el Grande


A través de los años, esta ciudad estuvo en manos de los persas, que la ocuparon y la destruyeron en el siglo V aC. Recuperada por el espartano Pausanias en el 479 adC, comenzó a reconstruirla en el 478 aC. Más tarde Esparta tuvo que disputar su control a los atenienses, quienes la tomaron en el 409 aC, pero fueron expulsados en el 405 aC, aunque en el 390 aC volvió a manos atenienses.

Entre el 336 y el 323 aC estuvo en manos de los macedonios, durante el reinado de Alejandro Magno. Después de éste, la ciudad recuperó cierta independencia, salvo cuando en el 279 aC los celtas conquistaron Tracia, imponiendo un tributo a Bizancio.
En el año 191 aC la ciudad pasó a ser aliada de Roma, que la reconoció como ciudad libre, aunque posteriormente pasó a ser posesión directa de la República (100 aC).

La estratégica posición de Bizancio atrajo al emperador romano Constantino I el Grande, quien en el año 330, fundó de nuevo la ciudad como Nova Roma o Constantinopolis en su honor (Constantinopla, en griego: Konstantinoupolis) y la convirtió en capital del Imperio Romano y, tras su división en 395, del Imperio Romano de Oriente, que ha pasado a la historiografía moderna con el nombre de Imperio Bizantino.

El nombre de Nova Roma nunca se empleó con frecuencia y fue el de Constantinopla el que prevaleció hasta la caída del Imperio en 1453 y fue usado hasta el siglo XX en Europa, en lugar de Estambul (todavía se usa en Grecia).

 


Bandera del Imperio Bizantino,
después del 395
  En un enclave tan valioso, Constantinopla era capaz de controlar la ruta entre Asia y Europa, así como el paso del Mar Mediterráneo al Euxinos Pontos (Mar Negro). Esto hizo que mientras que la parte occidental del Imperio Romano entró en una crisis económica, comercial, política y demográfica, Constantinopla mantuviese su posición durante siglos, convirtiéndose en la gran urbe europea medieval.





Bandera del Imperio Bizantino,

hacia el 963


  Del primer periodo de esplendor del Imperio destaca la Iglesia de Santa Sofía, obra maestra del arte bizantino que mandó construir el Emperador Justiniano. Nueva Roma fue embellecida a costa de otras ciudades del imperio, que fueron saqueadas en sus mejores obras, trasladadas a la nueva capital del imperio. Se trasladaron esculturas, columnas, mosaicos, obeliscos, desde Alejandría, Éfeso y sobre todo desde Atenas. Constantino no reparó en gasto, quería levantar una capital universal. 




Bandera del Imperio Bizantino
Siglo XIV
  También se dio gran importancia a la cultura. Constantino creó la primera universidad del mundo al fundar, en el 340, la Universidad de Constantinopla.

El declive de Constantinopla comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio Latino que duró hasta 1261.


Los bizantinos, despojados de su capital imperial, establecieron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino establecido por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261 el Emperador de Nicea, Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.
Hacia el 1340, los otomanos ya habían impuesto su fuerza al desvalido Imperio Bizantino, tomando sus últimas ciudades asiáticas de Bursa, Nicea y Nicomedia.

La Caída de Constantinopla bajo dominio turco el 29 de mayo de 1453 fue un suceso que impactó a la sociedad europea de la época y que se considera el final de la Edad Media. La ciudad cayó tras un largo asedio y años de conflictos con los turcos, que ya habían conquistado el resto del Imperio Bizantino con el sultán Mehmed II, llamado Fatih («El Conquistador») y formó parte del Imperio Otomano hasta su disolución oficial el 1 de noviembre de 1922.


Estandarte del Imperio Otomano

Los otomanos denominaron la ciudad İstanbul o Estambul (alteración de la frase en idioma griego: eis-tan-pólei (ir a la ciudad).
El último emperador (o basileos) bizantino fue Constantino XI quien murió en la defensa de la ciudad.

Durante el período otomano la ciudad franqueó un cambio cultural completo, y pasó de ser una ciudad bizantina imperial y cristiano ortodoxo a otra otomana e islámica. Hagia Sophia, la Iglesia de la Divina Sabiduría, fue convertida en una mezquita como lo fueron algunas otras iglesias en la ciudad. Muchas iglesias se conservaron y nuevas mezquitas se construyeron alrededor de la ciudad; cada Sultán ha construido una magnífica mezquita para conmemorar su reinado. Entre estas mezquitas, las más extraordinarias son: la Mezquita de Beyazid, la Mezquita de Solimán (la más grande de Estambul), la Mezquita del Sultán Ahmed o Mezquita Azul y la Mezquita de Fatih.


Bandera de la República Turca

Cuando la República de Turquía fue establecida por Mustafa Kemal Atatürk el 29 de octubre 1923, la capital fue trasladada de Estambul a Ankara. Estambul se adoptó como nombre oficial en 1930. En los primeros años de la república, Estambul fue pasada por alto en favor de la nueva capital Ankara
Durante los años 70 la población de Estambul comenzó a aumentar rápidamente en el momento que la gente de Anatolia emigró a la ciudad para encontrar empleo en muchas de las nuevas fábricas construidas en las afueras de la ciudad. Este brusco y repentino aumento de la población provocó una explosión inmobiliaria, la construcción de edificios no se detuvo. Durante este crecimiento desmedido muchos pueblos situados antes en la periferia de la ciudad fueron absorbidos por la gran metrópoli de Estambul.

Estambul ha sido y es un crisol cultural y étnico. Por consiguiente, hay numerosas mezquitas, iglesias, sinagogas y palacios históricos dignos de visitar en la ciudad. Por estas razones la UNESCO en el año 1985, declara las zonas históricas de Estambul como Patrimonio de la Humanidad.

La ciudad vieja está principalmente ubicada en el estrecho del Bósforo. Sin embargo, la ciudad moderna es más amplia y comprende ambos lados (europeo y asiático) del estrecho.

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