La Tercera Cruzada

La Tercera Cruzada fue un intento europeo de recuperar Tierra Santa del poder de Saladino. Se llevó a cabo entre 1189 y 1192 d.C. Es conocida también como la Cruzada de los Reyes.

Tras el fracaso de la Segunda Cruzada, Nur ad-Din se hizo con el control de Damasco y unificó Siria. Con la finalidad de extender su poder, Nur ad-Din puso los ojos en la dinastía fatimí de Egipto. En 1163, su general de más confianza, Shirkuh, emprendió una expedición militar hacia el Nilo. Acompañaba al general su joven sobrino, Saladino.
Cuando las tropas de Shirkuh acamparon frente a El Cairo, el sultán de Egipto, Shawar pidió ayuda al rey Amalarico I de Jerusalén. En respuesta, Amalarico envió un ejército a Egipto y atacó las tropas de Shirkuh en Bilbeis, en 1164.


En 1167, Nur ad-Din envió de nuevo a Shirkuh a conquistar a los fatimíes. Shawar optó de nuevo por pedir ayuda a Amalarico para defender su territorio. Las fuerzas combinadas de egipcios y cristianos persiguieron a Shirkuh hasta que se retiró a Alejandría.

Saladino

Shawar fue ejecutado por sus traicioneras alianzas con los cristianos y fue sucedido por Shirkuh como visir de Egipto. En 1169, Shirkuh murió inesperadamente tras sólo unas semanas en el poder. El sucesor de Shirkuh fue su sobrino, Salah ad-Din Yusuf, más conocido como Saladino. Nur ad-Din murió en 1174, dejando el nuevo imperio a su hijo de once años, As-Salih. Se decidió que el único hombre capaz de conducir la yihad contra los cruzados era Saladino, que se convirtió en sultán tanto de Egipto como de Siria, y fundó la dinastía ayyubí.

Amalarico murió también en 1174, y fue sucedido como rey de Jerusalén por su hijo de trece años, Balduino IV, quien firmó un acuerdo con Saladino para permitir el libre comercio entre los territorios musulmanes y cristianos.
En 1176, Reinaldo de Châtillon fue liberado de su prisión, y comenzó a atacar caravanas por toda la región. Extendió su piratería hasta el Mar Muerto, enviando sus galeras no sólo a abordar barcos, sino incluso a asaltar la misma ciudad de La Meca. Sus actos irritaron profundamente a los musulmanes, convirtiendo a Reinaldo en el hombre más odiado del Oriente Próximo.

Reinaldo de Châtillon
Balduino IV murió en 1185, y la corona pasó a su sobrino de cinco años, Balduino V, con Raimundo III de Trípoli como regente. Al año siguiente, Balduino falleció repentinamente, y la princesa Sibila, hermana de Balduino IV y madre de Balduino V, se hizo coronar reina, y a su marido, Guy de Lusignan, rey.

Por entonces, Reinaldo, una vez más, atacó una rica caravana, y encerró en su prisión a los viajeros. Saladino exigió que los prisioneros fuesen liberados. El recientemente coronado rey Guy ordenó a Reinaldo que cumpliese las demandas de Saladino, pero Reinaldo rehusó obedecer las órdenes del rey.

Fue este último ultraje de Reinaldo el que decidió a Saladino a atacar la ciudad de Tiberiades, en 1187. Raimundo aconsejó paciencia, pero el rey Guy, aconsejado por Reinaldo, llevó sus tropas a los Cuernos de Hattin, en las cercanías de Tiberiades.

El ejército cruzado, sediento y desmoralizado, fue masacrado en la batalla que siguió, en la cual según la tradición se perdió la Santa Vera Cruz, que portaban los cruzados; el rey Guy y Reinaldo fueron llevados a la tienda de Saladino.

Las conquistas de Saladino

Saladino ordenó decapitar a Reinaldo por sus pasadas traiciones. Con respecto a Guy, fue enviado a Damasco y finalmente liberado, siendo uno de los pocos cruzados cautivos que escaparon a la ejecución.

Al final del año, Saladino había conquistado Acre y Jerusalén. El Papa Urbano III, según se dice, sufrió un colapso al oír la noticia, y murió poco después.




El nuevo Papa, Gregorio VIII proclamó que la pérdida de Jerusalén era un castigo divino por los pecados de los cristianos de Europa. Surgió un clamor por una nueva cruzada para reconquistar los Santos Lugares.

Papa Gregorio VIII
El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico I Barbarroja, respondió inmediatamente a la llamada y fue el primer rey en partir hacia Tierra Santa, en mayo de 1189, con un ejército tan numeroso que no pudo ser transportado por el Mar Mediterráneo, y tuvo que atravesar a pie Asia Menor. Junto con los ejércitos de Barbarroja, también avanzaron hacia Bizancio soldados húngaros bajo el comando del príncipe Géza, hermano menor del rey Bela III de Hungría.

El emperador bizantino Isaac II Ángelo firmó una alianza secreta con Saladino para impedir el avance de Federico a cambio de la seguridad de su imperio. El 18 de mayo de 1190, el ejército alemán capturó Konya, capital del Sultanato de Rüm. El 10 de junio de ese mismo año, al atravesar el río Saleph, Federico cayó de su caballo y se ahogó por la pesada armadura. Su hijo Federico VI llevó a su ejército a Antioquía, y dio sepultura a su padre en la iglesia de San Pedro de dicha ciudad. En Antioquía, muchos de los supervivientes del ejército alemán murieron de peste bubónica.

Felipe II Augusto

Enrique II de Inglaterra y Felipe II Augusto de Francia acordaron una tregua en la guerra que les enfrentaba, e impusieron a un "diezmo de Saladino" para financiar la cruzada. En Gran Bretaña, Balduino de Exeter, arzobispo de Canterbury, viajó a Gales, donde convenció a 3.000 guerreros de que tomaran la cruz. Enrique II de Inglaterra murió el 6 de julio de 1189. Ricardo I (más conocido como "Corazón de León") heredó la corona y de inmediato comenzó a recaudar fondos para la cruzada. En julio de 1190, Ricardo partió por tierra desde Marsella en dirección a Sicilia. Felipe II Augusto, que viajó por mar, llegó a Mesina, capital del reino de Sicilia, el 14 de septiembre. Ricardo y Felipe pasaron el invierno en Sicilia: Felipe zarpó el 30 de marzo y Ricardo el 10 de abril de 1191.

La flota francesa llegó sin contratiempos a Tiro, donde Felipe fue recibido por su primo, Conrado de Montferrato.


La Tercera Cruzada
La armada de Ricardo, en cambio, fue sorprendida por una violenta tormenta poco después de zarpar de Sicilia. Uno de sus barcos, en el que se transportaban grandes riquezas, se perdió en la tormenta, y otros tres, entre ellos en el que viajaban Juana Plantagenet, hermana de Ricardo, y Berenguela de Navarra, prometida del rey, debieron desviarse a Chipre. Pronto se supo que el emperador de Chipre Isaac Ducas Comneno se había incautado de las riquezas que el barco transportaba. Ricardo llegó a Limassol el 6 de mayo de 1191 y se entrevistó con Isaac, quien accedió a devolverle sus pertenencias y enviar a 500 de sus soldados a Tierra Santa. De regreso en su fortaleza de Famagusta, Isaac rompió su juramento y ordenó a Ricardo que abandonase la isla. La arrogancia de Isaac empujó a Ricardo a apoderarse de su reino, lo que logró en pocos días. A finales de mayo, toda la isla estaba en manos de Ricardo.

Batalla de Acre
El rey Guy había sido excarcelado por Saladino en 1189. Al recobrar su libertad, intentó tomar el mando de las fuerzas cristianas en Tiro, pero Conrado de Montferrato había tomado el poder tras su exitosa defensa de la ciudad frente a los musulmanes.

Conrado negó refugio a Sibila y a Guy, y éstos acamparon fuera de los muros de la ciudad durante meses. Y pronto Guy se unió a una vanguardia de la recientemente llegada tercera cruzada. La reina lo siguió, pero murió de una epidemia junto con sus hijas. Según acuerdo de los miembros sobrevivientes del Consejo del Reino de Jerusalén, con la muerte de Sibila, Guy perdió su autoridad como rey consorte y la corona pasó a Isabel, hija de Amalarico I de Jerusalén y de su segunda mujer María Comneno, una nieta del Emperador bizantino Manuel I Comneno.

En 1191 Guy dejó Acre con una pequeña flota y llegó al puerto de Limassol, en Chipre. Buscaba apoyo de Ricardo I de Inglaterra, del cual había sido vasallo previamente en Francia. Juró lealtad al rey Ricardo y asistió al casamiento y ceremonia de Ricardo con Berenguela de Navarra. Participó en la campaña contra Isaac Comneno de Chipre e impresionó a Ricardo de tal manera que Guy se convirtió en el favorito de Ricardo para ser rey de Jerusalén.

Conrado de Monferrato había reunido un ejército para asediar la ciudad de Acre, contando con la ayuda del recién llegado ejército francés de Felipe II, aunque no era todavía lo suficientemente numeroso como para contrarrestar las fuerzas de Saladino. Ricardo desembarcó en Acre el 8 de junio de 1191, e inmediatamente comenzó a supervisar la construcción de armas de asedio para asaltar Acre, que fue capturada el 12 de julio.

Ricardo, Felipe y Leopoldo V, quien dirigía lo que quedaba del ejército de Federico Barbarroja, iniciaron una disputa sobre el botín de la recién conquistada ciudad. Leopoldo consideraba que merecía una parte semejante en el reparto por sus esfuerzos en la batalla, pero Ricardo quitó de la ciudad el estandarte alemán, que arrojó al foso. Entretanto, Ricardo y Felipe discutían sobre qué candidato tenía más derechos al trono de Acre. Ricardo defendía la candidatura de Guy, mientras que Felipe era partidario de Conrado, a quien correspondía por derecho de su esposa Isabel. Se decidió que Guy continuaría reinando, pero que Conrado le heredaría a su muerte. Molestos con Ricardo, Felipe y Leopoldo dejaron la ciudad con sus tropas en agosto de ese año. Felipe regresó a Francia, lo cual fue considerado por los ingleses una deserción.

Ricardo Corazón de León
Tras la conquista de Acre, Ricardo decidió marchar contra la ciudad de Jaffa, desde donde podría lanzar un ataque contra Jerusalén. El 7 de septiembre de 1191, en Arsuf, unos 45 km al norte de Jaffa, Saladino atacó al ejército de Ricardo. Ricardo, con ayuda de los Caballeros Hospitalarios y de los Templarios, ganó la batalla. Tras su victoria, Ricardo se apoderó de la ciudad de Jaffa, donde estableció su cuartel general. Ofreció a Saladino iniciar la negociación de un tratado de paz. El sultán envió a su hermano, al-Adil, llamado Saphadin, a entrevistarse con Ricardo. Las dos partes no fueron capaces de llegar a un acuerdo, y Ricardo marchó hacia Ascalón. Llamó en su ayuda a Conrado de Montferrato, quien rehusó seguirle, reprochándole haber tomado partido por Guy de Lusignan.

Poco después Conrado fue asesinado e Isabel se casó con Enrique II de Champaña. Cuando éste murió, en 1197, Isabel contrajo matrimonio con el hermano de Guy, Amalarico. Mientras tanto, Guy fue compensado por la pérdida de su reino comprándole Chipre a Ricardo, que había conquistado la isla camino de Palestina. Guy falleció en 1194, pero los descendientes de los Lusignan continuaron gobernando el Reino de Chipre hasta 1474. Guy fue sepultado en la iglesia de la Orden del Temple en Nicosia.

En julio de 1192, Saladino lanzó un repentino ataque contra Jaffa y recuperó la ciudad, pero muy pocos días después volvió a ser conquistada por Ricardo. El 5 de agosto se libró una batalla entre Ricardo y Saladino, en la que el rey inglés resultó vencedor. El 2 de septiembre ambos firmaron un tratado de paz según el cual Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero se concedía a los cristianos el derecho de peregrinar libremente a Jerusalén.

Ricardo abandonó Tierra Santa el 9 de octubre, después de haber combatido allí durante dieciséis meses. Al pasar cerca de Viena, Ricardo fue hecho prisionero por orden del duque Leopoldo de Austria, cuyo estandarte Ricardo había arrojado al foso en Acre. Más tarde pasó a poder del emperador Enrique VI, que lo tuvo cautivo durante un año, y no lo puso en libertad hasta marzo de 1194, previo pago de la enorme suma de 150.000 marcos. El resto de su reinado lo pasó guerreando contra Francia, y murió a consecuencia de una herida de flecha, en 1199, a los 42 años.

Saladino murió poco después de la partida de Ricardo, el 3 de marzo de 1193, teniendo como única posesión una moneda de oro y 47 de plata, pues había repartido el resto de su patrimonio entre sus súbditos.

El fracaso de la Tercera Cruzada provocó que se predicase la Cuarta, que se desvió hasta Constantinopla.

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